Sunday, July 10, 2011
17 años y muchos cambios
Thursday, July 7, 2011
Leonardo
Leonardo:
Leo como le decíamos, una persona increíble, una mente impresionante.
Es más que difícil hablar de él bajo estas circunstancias pero es lo menos que podemos hacer en su nombre.
Creo que nunca vamos a ser capaces de aceptar que ya no esta con nosotras físicamente –porque siempre lo estará en nuestros corazones- pero si a vivir con ello aunque parezca más allá de lo imposible, porque es muy cierto lo que dicen –aunque suene algo cruel- : la vida sigue.
A veces pienso como hubiese sido todo hoy si no me hubiese atrevido a saludar a aquel ser tan interesante, quizás hoy estuviera aquí escribiendo sobre otra cosa o simplemente escribiendo nada.
Particularmente a mí me ha dejado muchas cosas: un contacto inactivo entre mis amigos, un número de teléfono en mi celular, recuerdos en mi cabeza, mensajes sin responder, una taquilla de cine entre mis cosas pero sobre todo un vacio en el corazón y sentimientos que no se si podre comprender.
Con el aprendí muchísimas cosas, aprendí que no esta bien ni mal lo que la gente piense de ti, eso es simplemente lo que ellos piensan y nada mas. Aprendí que simplemente no vale de nada guardar lo que uno siente porque al final eso es lo que uno es…
Yo pudiese continuar y la lista sería interminable porque uno no se encuentra con un Leonardo todos los días pero para entenderme, tendrían que pasar por lo mismo, o eso creo.
De lo que si estoy segura es que mi vida ha cambiado y ahora las cosas son distintas para mí.
Te extraño Leo.
-Rocio
____________________________________________________________________
Leo era una persona especial para muchos. Su forma de pensar lo diferenciaba de la mayoria y ese aire de libertad que llevaba todo el tiempo fue lo que hizo que disfrutara la vida.
A pesar de que no tuve la oportunidad de compartir mucho con él, lo aprecie lo suficiente como para llamarlo amigo y llorar al enterarme de su muerte que parecía ser una broma de mal gusto. Me dejo una invitado a mi casa en espera, una apuesta sin cumplir y muchos momentos que ahora no pasaran.
Río al recordarlo porque sé que no le hubiera gustado ver a sus amigos llorar, aunque cuesta bastante no hacerlo.
Leo me hizo una descripción de cómo yo era, que nadie nunca había acertado tanto en mi. Y así, de la misma manera, era capaz de describir a quien se le plantara en frente o decir la antroponimia de su nombre. Realmente fantástico. Y era una de las tantas cualidades suyas que lo hacían tan especial para todo el que realmente le conocía.
Aquí me quedare, pensando que esta es una de las tantas veces que desaparecías, y que estas por las calles, caminando y siendo feliz. ♥♥♥
-Scarlet
Tuesday, July 5, 2011
Esta es la historia de cómo conocimos a Leonardo Gimbernard (Leo)
Estábamos sentadas en una mesa frente a Taco Bell de Diamond Mall, comiendo tacos y casi llorando las dos por algo que no podría explicarles a ustedes. Cuando de repente escuchamos Beat It de Michael Jackson y volteamos instintivamente a ver quien llevaba la música con tan alto nivel de volumen. Y allí estaba; pantalones negros, t-shirt negro a lo cual le había puesto una camisa blanca, tenis y su mochila a los hombros; bailando, cantando y sonriendo.
Bueno, después de una noche de decepción y luego llega este muchacho que llama tanto la atención y que lucía tan alegre queríamos hablarle. Ya saben, para ver si nos alegraba un poco por lo menos, y como conocer personas nunca está de más. Pero no sabíamos como acercarnos a él y a su amigo, porque este iba acompañado. Nos la pasamos el resto del tiempo discutiendo quien debía hablarle, pero ninguna se animaba. Sabíamos que estaban hablando de nosotras, aunque estuvieran hablando en ingles, y era obvio, pero tampoco ninguno de ellos se animaba.
Pues sí, les estaba hablando. Me mantuve a la distancia justo donde me había parado. Veo que están hablando, sacan celulares e intercambian número.
Rocio había terminado de hablarles y se dirigió a mí. Les hicimos señas de despedidas y nos encaminamos a bajar a la primera planta y esta vez sí dirigirnos a la puerta de salida de la plaza.
En cuanto habíamos bajado las escaleras eléctricas escuchamos como gritan.
-Me llamo Rocio.
-¿Rocio?
-Sí, Ro-ci-o.
-¡Ah! Rocio. ¿Es 14-49?
-No, es 15-49.
-Ok! 15-49, 15-49, 15-49 –Y desapareció corriendo.
Y oficialmente estaba iniciando una nueva amistad.